100 años del Monumento “La Carbonera”, 1918-2018

Los langreanos están de celebración, pues este año se cumple el centenario de una de los monumentos más representativos del concejo. Se trata de la escultura popularmente conocida como ‘La Carbonera’, situada en el parque Dorado de Sama. Fue erigida el 25 de julio de 1918 en honor al empresario Luis Adaro y Magro, abuelo del reconocido ingeniero asturiano, Luis Adaro Ruíz-Falco.

La obra fue un proyecto del escultor Lorenzo Coullaut Valera y se estructura en torno a una gradería cuadrada de piedra caliza, sobre la cual se levanta un fuste compuesto de portadas y rollizos de entibación de mina para sostener un basamento de mármol amarillento veteado, con guirnaldas de bronce, que se corona con el busto de don Adaro y Magro, construido de mármol de Carrara. En la parte baja de la escultura, se deja ver una vagoneta que vuelca el carbón que transporta sobre la escalinata, donde se sienta una aldeana, figura que representa a Asturias.

Precisamente fue la figura de la mujer, concebido como un personaje secundario de la pieza presidida por el busto de Adaro, la que tomó relevancia para los langreanos que acuñaron el nombre a lo que representa la mujer, una carbonera.

El monumento ya se convirtió en un claro referente del concejo en el pasado. Hace dos años, el Ayuntamiento de Langreo, junto con correos y el Grupo Filatélico Valle del Nalón, lo incluyó en un nuevo matasellos que, desde entonces, se puede utilizar para enviar cartas y dar cuenta de la historia langreana.

En los años setenta, y tras los desperfectos provocados por el paso de los años, se llevó a cabo una reconstrucción de la misma. El impulsor de esta restauración y cuidado del patrimonio fue Julio José Rodríguez, miembro destacado de la histórica sociedad La montera y escritor. «La recaudación de los fondos necesarios para la rehabilitación se llevó a cabo entre los vecinos y comerciantes de Langreo», destaca Rodríguez. También recuerda que, por casualidades de la vida y contactos, «conseguí que el presidente Adolfo Suárez conociese la historia del monumento y el proyecto de reconstrucción, coincidiendo con una de sus visitas, meses después tuvo la gentileza de hacernos llegar un talón con un millón de pesetas para la obra», recuerda. Detalles como éste nos hacen comprender el valor del monumento. Con el dinero sobrante se organizó la primera edición de la prestigiosa bienal de pintura ‘La Carbonera’, que presidió el propio Rodríguez hasta casi su desaparición.

La figura de Luis Adaro y Magro estuvo muy ligada al concejo langreano durante toda su vida. Aunque era madrileño de nacimiento, se trasladó a Asturias a mediados de los años setenta, donde desarrolló gran parte de su carrera como ingeniero de minas. A su nombre permanecen ligados hitos como «la instalación del primer lavadero mecánico de Asturias, en el pozo Mosquitera, la creación del Sanatorio Adaro que atendía a los trabajadores de Duro Felguera y que llevaba su nombre o el Ramal ferroviario que unía Langreo con la capital. También tuvo mucho que ver con el impulso de los estudios mineros», señala Rodríguez. Luis Adaro falleció en 1915, sin llegar a ver su busto colocado en el parque Dorado pero, «sin duda fue una figura muy comprometida con el concejo y que supo del cariño que le profesaban los langreanos», concluye el escritor.

Sobre la piedra del monumento se encuentra un grabado con el que se recuerda su figura en un elogio: «Varón justificado / ingeniero eminente / geólogo esclarecido impulsó con su dirección / y fomentó con su consejo el desarrollo industrial de Asturias».

Texto – Alejandro L. Lambrina / El Comercio.

 

 


22 noviembre, 2018