Asturias comenzó el siglo XX con 627.000 habitantes y lo cerró con 1.075.000 en números redondos. En esos cien años la región tuvo un significativo aumento de población, aunque menor que el de la media nacional, debido a varias razones, entre las que se encuentra la gran sangría que durante el primer tercio del siglo representó la emigración a América. Salvo en las dos primeras décadas de Ia vigésima centuria y en el decenio de 1950-1960, el ritmo de crecimiento poblacional asturiano ha ido siempre por debajo de la media española. EI proceso empezó a adquirir signos muy preocupantes a partir de mediados de los años ochenta, en que Ia tasa de mortalidad pasó a sobrepasar la de natalidad y de nuevo el saldo migratorio se convirtió en desfavorable. De este modo la evolución vegetativa se convirtió en negativa y se agudizó el envejecimiento de la población. Asturias perdió población en las dos últimas décadas, más de cincuenta mil personas, tal como reflejan los censos de 1991 y 2001. La inmigración, que ya representa el cinco por cien de Ia población asturiana, no ha logrado compensar una tendencia que surge de la coincidencia en Asturias de dos realidades extremas: la más baja tasa del natalidad y la más alta de mortalidad.